La intensidad y la duración de la respuesta son sólo algunas de las diferencias entre ansiedad y estrés. Descubre más de ellos en el siguiente artículo.
Las diferencias entre ansiedad y estrés se difuminan en un mundo donde los trastornos relacionados con estas emociones ocupan un porcentaje importante de la prevalencia global.
Por ejemplo, en España la ansiedad afecta al 6,7% de la población y se sitúa como el quinto país con mayor nivel de estrés entre los miembros de la Unión Europea. Sin embargo, se trata de emociones adaptativas que responden a diferentes necesidades, por lo que es importante saber diferenciarlas.
Para mejorar tu capacidad de introspección y brindar información clara sobre un problema tan extendido en la población, te presentamos siete diferencias entre ansiedad y estrés.
¿Qué son la ansiedad y el estrés?
El estrés es una respuesta a una demanda urgente del medio ambiente, como un peligro inmediato. Tiene como objetivo acelerar la respuesta para resolver la situación lo antes posible y se realiza mediante la activación del sistema nervioso simpático.
En situaciones agudas, el estrés puede ser adaptativo y beneficioso, ayudándonos a afrontar escenarios de emergencia. Sin embargo, cuando se vuelve crónica o aguda, es clínicamente significativa y puede tener graves implicaciones para la salud.
La ansiedad, por otro lado, es una emoción anticipatoria. Esto quiere decir que se activa cuando la persona prevé una situación peligrosa en el futuro. La respuesta fisiológica, dependiente del sistema nervioso simpático, tiene como objetivo prevenir esta situación, no resolverla.
Por tanto, la ansiedad también es una emoción adaptativa y útil siempre que no se experimente de forma continuada o en ausencia de peligro real.
Ambas emociones tienen una serie de manifestaciones físicas similares, lo que las hace fácilmente reconocibles. Estos son los siguientes:
- Temblores
- Transpiración
- Piloerección
- Broncodilatación
- Dilatación de pupila
- Interrupción de la digestión.
- Aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria.
Por ello, es conveniente conocer las diferencias entre ansiedad y estrés a nivel cognitivo, ya que ahí está la clave para caracterizarlos y, por supuesto, tratarlos. Veámoslos en detalle.
Las diferencias entre ansiedad y estrés
Como ambas respuestas emocionales son excitadoras y están relacionadas con el peligro (ya sea real o anticipado), es fácil confundirlas o incluso experimentarlas al mismo tiempo. Entonces, preste atención a estas diferencias específicas.
1. Origen
Si bien el estrés proviene de un evento claro y presente, como una emergencia, en la ansiedad no es tan evidente. Al tratarse de una proyección hacia el futuro, la excitación nerviosa no tiene un principio ni un final claros.
2. Factores desencadenantes
En el caso del estrés, el factor que lo desencadena proviene del entorno. Es decir, el individuo se enfrenta a una situación que requiere una respuesta inmediata. Por otro lado, los factores que desencadenan un estado de ansiedad son internos, generados por el miedo que siente la persona ante esa posible situación que anticipa.
4. Duración de la respuesta fisiológica
En la ansiedad, la duración de los efectos es compleja, ya que la excitación responde a factores cognitivos y puede durar incluso si la situación problemática nunca ocurre. Sin embargo, el estrés termina cuando desaparece el estímulo que lo desencadena.
Si el estrés se cronifica es porque los factores que lo provocan son demasiados o nunca terminan.
5. Intensidad de la respuesta
La intensidad del estrés y la ansiedad varía dependiendo de los factores desencadenantes. Pero, en el primer caso, tiene que ver con la gravedad percibida del evento estresante. Cuando se trata de ansiedad, el grado es más subjetivo y depende de los pensamientos del individuo.
6. Gravedad
Otra diferencia entre ansiedad y estrés es la gravedad de los trastornos mentales que provocan. El primero tiene un alcance mayor, ya que está relacionado con fobias o trastornos de pánico, entre otros.
La gravedad del estrés, tanto en su forma aguda como crónica, es menor que la de la ansiedad. Ahora bien, cuando se trata de trastornos orgánicos, como los problemas cardiovasculares, también hay que tener en cuenta su gravedad.
7. Tratamiento
Estas emociones adaptativas se tratan de diferentes maneras en consulta. Cuando el estrés se vuelve crónico, el tratamiento se centra en desarrollar estrategias de afrontamiento, como entrenamiento en meditación o técnicas de respiración.
En el caso de la ansiedad, puede ser necesario un tratamiento combinado con psicofármacos. Tal y como indica este estudio de revisión compartido por la Revista Electrónica eNeurología, los esfuerzos en terapia estarán encaminados a superar las creencias desadaptativas y desactivar las conductas de evitación.
Conocer las diferencias entre ansiedad y estrés es la clave para pedir ayuda
Como ves, conocer las diferencias entre ansiedad y estrés es importante, no sólo a nivel introspectivo. Aprender a identificar y caracterizar estas diferencias es la puerta a una mejor toma de decisiones, ya que te motivan a modificar el entorno y trabajar en beneficio de tu propia salud mental.
En un mundo donde una de cada ocho personas sufre algún trastorno mental y en el que los trastornos depresivos y de ansiedad han aumentado un 26% desde 2020 (y siguen aumentando), todo lo que se pueda hacer para mejorar la propia emocionalidad vale mucho la pena.
Por tanto, si crees que tu estrés se está prolongando demasiado en el tiempo o tu ansiedad empieza a paralizarte, no dudes en pedir ayuda psicológica. Todos merecemos una buena salud mental.
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